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Esos tiempos en la Vuelta de la Auyama fueron de crecimiento y aprendizaje personal, pues fue la transformación de aquel niño preadolescente al hombre que finalmente terminé de convertirme.
Fueron muchas las lecciones de pelea que recibí en sus callejones, la curda y el tabaco también hicieron su trabajo pedagógico, luego vinieron las motocicletas y la época de la velocidad en "El Camino", que era como llamábamos a la carretera vieja de la Guaira, esa era la vía obligada del motorizado que se daba a respetar, ya que no se podía transitar por la autopista por ser impositivo el uso del casco reglamentario y motorizado que usara casco en los años sesenta era calificado como un "ñero".
Allí conocí a una banda de motorizados desadaptados socialmente, ellos eran el terror de "El Camino" los mismos que finalmente terminaron siendo mis panas ya que pudieron demostrarme la calidad humana que había detrás de esas circunstancias, esa amistad aún perdura hasta el día de hoy.
La banda de Cutira, comandados por Goyito al que recuerdo como un hermano y que en paz descanse donde quiera que se encuentre, mi socio del alma Carlitos Gil, el loco Orangel el gago junto a su hermano Joseito, el Chino y el Gallo, en fin, fue con estos panas motorizados con los que comencé a compartir mi gusto por salsa, y por lo tanto, me siento orgulloso al recordarlos y decirles claramente que los aprecio y los sigo respetando como en aquellos días porque al igual que mis panas de la Vuelta de la Auyama, son de los amigos que duran para toda la vida.
Mis primeros pasos ya montado en tarima fue con el sexteto Los Excitantes de Alexis Manterola en el bloque 1 de la La Silsa, en Catia, luego vino la época de las agrupaciones en las cervecerías y recuerdo claramente que la primera donde estuve fue en la Cervecería Baralt, como dato curioso, era mi motocicleta el único medio de transporte con el que contaba el grupo y aunque no me lo crean, tengo testigos de que una madrugada veníamos los cinco del grupo en la moto, una noventa super sport de la Honda y nos paró la policía en la Plaza Miranda, los pacos al vernos no paraban de reír porque era la primera vez que veían a cinco personas en una moto circulando por Caracas, hoy nos contrataría el Circo de Soleil como acróbatas, eramos Alfredito Cutufla, Quico Rivera, el negrito Cachao y otro que no recuerdo si era Arraiz o Nelson Baré, por cierto, el único que se montaba como parrillero tranquilamente conmigo era mi compadre Cutufla, la gente decía que yo era loco manejando y que corría mucho, sobre todo entre el trafico pero mi compadre siempre me demostraba su confianza al no pararle a esos comentarios.
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